He minado el cielo para que baje mi Dios, He prendido fuego los santuarios de mi amor. Pero no, no sirve batallar contra el bien, contra el mal o contra el miedo.
Siempre muerdo el cebo si me saco mi disfraz. Pago lo que debo, pero siempre debo mĂĄs. Ya estĂĄ bien, no sirve batallar contra el Sol, contra el mar o contra un credo.